«Cómo puedo ser inteligente emocionalmente»

¿Sabes qué significa ser “inteligente emocionalmente”?

Muchos creemos saber el significado, pero a la hora de definirlo no podemos expresarlo con certeza.

Ser inteligente emocionalmente es saber adaptar nuestras emociones y las de los demás de forma saludable en una determinada situación. Para ello debemos aprender primero a saber detectarlas e identificarlas para, posteriormente, adaptarlas de manera efectiva.

Si unimos las dos palabras podemos darnos cuenta de su significado: ser inteligente + en las emociones, que como indico deben ser tanto de manera interna (del propio individuo), como externa (con, para o de los demás).

Dentro de la inteligencia emocional, podemos desgranar dos módulos importantes: la inteligencia intrapersonal e interpersonal.

La primera es la inteligencia que ejerzo de manera interna a fin de regularme emocionalmente; y la segunda, de cara a las personas con las que interactúo.

Hoy, nos detendremos en hablar sobre la inteligencia emocional intrapersonal, de la importancia de saber detectar las emociones que me invaden e identificarlas. Porque es precisamente eso, el saber identificar mis emociones, la base de la inteligencia emocional.

Cuando tenemos un “día raro”, o cuando “no sé qué me ocurre hoy” debemos ser capaces de ponerle nombre emocional a estas formas de sentirnos.

Porque…, ¿qué significan estas expresiones? Deberíamos expresarnos así: “Hoy estoy TRISTE porque me he enfadado con mi pareja”, “esta semana me siento ALEGRE porque viene mi madre a verme”, etc.

Identificar qué es lo que me ocurre, con un nombre que incluya la emoción principal, es fundamental para poder empezar a ser inteligentes emocionalmente.

La inteligencia intrapersonal es autoconocimiento. Seguramente nunca te habrás parado a pensar cuáles son tus puntos fuertes y cuáles tus puntos débiles.

Qué actos o circunstancias te ponen a ti en un estado de alerta, irascible, irritable, contento, positivo. De la misma manera que el saber qué debo hacer para cambiar una emoción poco saludable y convertirla en saludable.

Te pongo un ejemplo: si yo sé que cuando apenas duermo, me pongo nerviosa, irascible e irritable, debo ser capaz de conocerlo y además qué debo hacer para cambiar ese estado. Quizá deba tener un día más tranquilo de lo normal, quizá deba realizar ejercicios de relajación, quizá me regule yendo a nadar o con una sesión de spa….

Si eres capaz de dedicarte unos minutos a trabajar esto, te ayudará a ti y también a las personas que te rodean.

De la misma manera, es importante conocer qué le pone en alerta a las personas más cercanas y qué necesitan para regularse. Quizá necesiten estar solas, quizá necesiten ser abrazados, quizá necesiten salir a hacer deporte… De esta manera seremos capaces de revertir emociones menos saludables, propias y ajenas de manera inteligente.

Por otro lado, debemos conocer qué ocurre dentro de nuestro cerebro, ¿dónde se encuentra la base de nuestras emociones?

El sistema límbico es el conjunto de estructuras que albergan mi sistema emocional, dentro de él, las partes principales son el hipocampo, la amígdala (del que te hablo en este artículo sobre cómo controlar la ira), el hipotálamo y la circunvolución del cíngulo.

Foto Wikipedia

Allí se ‘fabrican’ nuestras emociones, que además debemos conocer cuáles son. Podemos dividirlas en las básicas primarias: el miedo, el placer/alegría, el enfado, el asco, la sorpresa y el miedo; y en un abanico de emociones secundarias como podrían ser la vergüenza, la culpa, el orgullo, la confianza, etc.

Las emociones primarias tienen como principales características que están en todos los seres humanos y de cualquier parte del mundo.

Todas ellas cumplen su función (algo de lo que te hablo aquí), por lo que es importante no reprimirlas. Una reciente encuesta que realicé me arrojó el resultado de que la mayoría de las personas que intervinieron en la misma reprimían las emociones. No debemos reprimirlas y sí acogerlas, darles la bienvenida y aceptarlas para que cumplan con su cometido.

Cierto es que la tristeza es la emoción que más se retroalimenta, cumple la función de la perdida, por lo que sufrimos un pequeño o gran duelo dependiendo del tipo de pérdida (aunque sea una pérdida material)

Aun así, no podemos permanecer en un estado mantenido de tristeza, ya que, al retroalimentarse, se va engrandeciendo y ello, finalmente, puede conllevarnos a estados más graves, como trastornos o enfermedades.

Por último, animarte a que si tienes hijos los eduques en la inteligencia emocional, puesto que su bienestar emocional aumentará y tendrá muchas más probabilidades de éxito a lo largo de toda su vida.

Si necesitas ayuda emocional para ti o para alguien de tu entorno, puedes coger cita previa conmigo y empezamos a trabajar en ello 🙂

Nos vemos pronto.

¡Un saludo!

Menchu

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